Jessica García
Desde 2016 está en proceso de construcción un proyecto colectivo de soberanía alimentaria en el municipio de Miranda (Cauca). ¿En qué consiste este proyecto? Una finca de 40 hectáreas, donde viven 25 familias, donde cada parcelero tiene acceso a una unidad productiva de 2 hectáreas y donde ha comenzado a gestarse una universidad campesina para Miranda y el Norte del Cauca.
Este proyecto es el resultado de luchas históricas del campesinado colombiano, y en este caso, de lxs caucanxs en particular. Luego de las movilizaciones del Paro Nacional Agrario de 2016, en el que confluyeron organizaciones campesinas de todo el país, reclamando el cumplimiento de los acuerdos asumidos por el Gobierno de Juan Manuel Santos en la Cumbre Nacional Agraria Campesina Étnica y Popular en los años de 2013 y 2014, campesinxs nucleadxs en la Asociación Proconsitución de Zona de Reserva Campesina del Municipio de Miranda (ASPROZONAC), afiliada a la Federación Sindical Unitaria Agropecuaria (FENSUAGRO), consiguieron esta finca ese mismo año.
Se supone que esta finca iba de la mano de un proyecto productivo financiado por el Estado para apoyar a las familias campesinas que comenzaban a trabajar la tierra. Sin embargo, en la práctica, ese proyecto nunca se ejecutó y las familias debieron resolverlo todo de forma autónoma. Han sido estas familias quienes han comenzado a recuperar la tierra que había sido usada en el pasado para plantación de monocultivo de caña de azúcar y, posteriormente, para ganadería extensiva.
¿Cómo lo han enfrentado? Han comenzado un proyecto de agroecología en la finca, pues como dice Briceida Lemos, lideresa campesina que habita en esta tierra, “Teníamos de todo antes de que llegara el paquete de la revolución verde, pues nosotros teníamos buena alimentación, éramos muy humildes, pero teníamos de todo, entonces dijimos, tenemos que volver otra vez a nuestra realidad y comenzamos a trabajar un proyecto aquí pequeñito de agroecología, y empezamos a ver pues que esa era nuestra realidad”.
Es en este marco que comienza a gestarse una gran apuesta colectiva en un contexto de altos niveles de desigualdad en el acceso a la educación. Es así como nace la universidad campesina en Miranda, como un espacio de aprendizaje propio, un espacio para fortalecer al “campesinado común como sujeto de derecho” y como estrategia para garantizar la permanencia de lxs jóvenes en el territorio. Como cuenta Briceida, salir del campo para ir a estudiar a la ciudad significa el desarraigo del lugar de origen, a donde luego es muy difícil volver.
Este año es el segundo año de funcionamiento de la Universidad Campesina, en la que se han desarrollado hasta el momento dos diplomados, uno en Agroecología y otro en Economía Solidaria. En el primer diplomado en Agroecología que se desarrolló durante 2021 se graduaron 35 estudiantes y, actualmente, hay 28 estudiantes cursando el diplomado en Economía Solidaria, en su mayoría provenientes de los municipios caucanos de Miranda, Caloto y Corinto y algunos del Valle del Cauca.
La universidad campesina ha contado con el apoyo tanto de organizaciones de la sociedad civil como también de universidades, como es la Universidad Javeriana, desde donde lxs han estado apoyando en el asesoramiento técnico para ir consolidando la estructura de esta universidad.
Hasta el momento la universidad ha sido una universidad itinerante que ha desarrollado parte de sus clases entre la casa grande en Miranda, en la finca colectiva mencionada anteriormente, y colegios secundarios de Caloto y Corinto. Su itinerancia le permite acercar la universidad a lxs adolescentes que se encuentran cursando sus estudios secundarios e ir mostrando el proceso que se está construyendo desde las mismas comunidades campesinas de la región.
La adquisición de esta finca, así como el inicio de un proyecto agroecológico colectivo, junto a una universidad campesina organizada por campesinxs, constituye no sólo una apuesta de gran resistencia frente a los poderes latifundistas de este país, sino un ejercicio de reconocimiento y amor por esa identidad campesina. Como afirma Briceida, “Lo que queremos es volver a arraigar nuestro territorio y saber de que lo que tenemos es único y que a nuestrxs campesinxs no debe darles vergüenza decir que son campesinos, sino que lo deben llevar con orgullo”. Es una universidad pensada “amando lo que tenemos”.
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