Por Bárbara Orozco Díaz
El departamento del Cauca, en el Pacífico Colombiano, es un departamento triétnico y rural repartido poblacional y territorialmente a partes iguales entre campesinxs (28%), negrxs (26%) indígenas (24%) y mestizxs urbanxs (22%). Sus comunidades, llevan más de 500 años de ORGANIZACIÓN SOCIAL Y CAPACIDAD DE RESISTENCIA a los impactos de guerras y formas de exclusión y discriminación.
Desde la llegada de los españoles a sus tierras en el siglo XVI, la diversidad étnica y cultural ha estado en resistencia a todas las formas de violencia sufridas y ejercidas bajo la creencia de la superioridad racial, discriminación, codicia, políticas armadas, autoritarismo y modelos económicos homogeneizantes y deshumanizantes. Son al menos, tres tipos de violencia las que han y siguen resistiendo, una violencia estructural, una violencia política partidista y una violencia por conflicto armado.
En la historia contemporánea de Colombia, las resistencias de las comunidades se hace más visible y se establece mediante el ejercicio de la acción no violenta y la comprensión positiva de la paz.
DERECHOS DIFERENCIALES vs TENENCIA DE LA TIERRA
El Cauca es uno de los departamentos colombianos con una distribución de tierra más desigual y mayor concentración de la misma y que conforma las raíces de la violencia estructural sufrida por sus comunidades indígenas, negras y campesinas: la tenencia de la tierra.
No es hasta la Constitución de 1991, cuando por primera vez en la historia colombia se reconoce a las comunidades indígenas y negras como ciudadanxs de primer orden al definirse Colombia como una nación pluriétnica y multicultural. Establece el marco legal de derechos diferenciales garantizando así los derechos colectivos bajo las figuras políticas y territoriales de resguardos y cabildos para las comunidades indígenas y Consejos Comunitarios para las comunidades negras.
Sin embargo, las comunidades campesinas no ven reconocidos sus derechos colectivos en la Constitución de 1991 por no tener identidad étnica específica y sólo la Ley 160 de 1994 reglamenta la figura de Zona de Reserva Campesina como una alternativa de ordenamiento territorial colectivo y de protección de la pequeña propiedad campesina para evitar el acaparamiento de tierras.
SOBERANÍA ALIMENTARIA, MINERÍA ARTESANAL vs NEOLIBERALISMO Y EXTRACTIVISMO
Durante las últimas seis décadas, la agroindustria de la caña y el extractivismo minero han generado un profundo cambio en las prácticas económicas tradicionales campesinas, negras e indígenas en el Cauca y han causado, además, graves daños ambientales.
Comenzando con la Revolución Verde (capitalismo agroalimentario o agroindustria) en 1960, el modelo capitalista, neoliberal agroalimentario y su producción de excedentes coincide en los años 70 con la implementación del concepto de Seguridad Alimentaria de la Organización Naciones Unidas (ONU) para crear unos estándares en el cumplimiento del deber estatal alimentario hacia su población. Asimismo, también genera un nuevo negocio para unos pocos países como los Estados Unidos que actualmente es exportador de alimentos.
Por su parte, la expansión de la industria minera, proyectos económicos de petróleo y forestales, como política de Estado que busca fortalecer la exportación de productos primarios, tuvo su boom en Colombia en 1990 ocasionando pérdida de biodiversidad, contaminación del agua y degradación de los suelos.
Como forma de resistencia y reflejo de las luchas rurales, campesinas, negras e indígenas, se genera el concepto de Soberanía Alimentaria (La Vía Campesina) como modelo de producción alimentaria localizada y en contra de los impactos negativos al medioambiente de la agroindustria, un concepto para el que la supervivencia es lo que prevalece.
Asimismo, las comunidades campesinas, indígenas y negras se organizan para llevar a cabo procesos de recuperación y liberación de la madre tierra como manera de retomar el territorio ancestral, redistribuir la tenencia de la tierra y frenar los daños ocasionados a los ecosistemas.
PUEBLOS DEL CAUCA Y SUS RESISTENCIAS
Comunidades Indígenas
El 70% de la población indígena del Cauca se concentra en 10 municipios del nororiente del departamento: Páez, Toribio, Silvia, Caldono, Santander de Quilichao, Totoró, Jambaló, Morales, Inzá y Caloto. Se ubican, mayoritariamente, en las zonas rurales.
En el Cauca se ha generado el movimiento indígena de Colombia. Durante las últimas 5 décadas, se han comprometido con unas propuestas y acciones no violentas para la recuperación, fortalecimiento y protección de sus culturas, su ejercicio de autonomía y el desarrollo de un proyecto político que ellos identifican como La Madre Tierra - Pachamama.
“la construcción de un nuevo país y un mundo posible y deseable”
La RESISTENCIA INDÍGENA COMUNITARIA es milenaria, ancestral, integral, férrea y exitosa.
Guardia Indígena
Comunidades Negras
Colombia tiene la tercera mayor población negra de América Latina. Se concentra principalmente en la zona del Pacífico. En el Norte del Cauca se encuentra uno de los PROCESOS MÁS DINÁMICOS DE ORGANIZACIÓN DE LAS COMUNIDADES NEGRAS con liderazgos de significación nacional, principalmente en los municipios de Padilla, Puerto Tejada, Villa Rica, Caloto, Suárez y Buenos Aires.
Para las comunidades negras, la minería artesanal se consolidó en el siglo XVIII como parte de un proyecto de construcción, subsistencia y de libertad frente a la esclavitud. Se organizan social y económicamente en torno a ella y la agricultura en la denominada finca tradicional de subsistencia.
El sentido cultural y existencial y la defensa del territorio se establece en la prevalencia y actualidad de lo ancestral, en el saberse y sentirse parte de la Naturaleza y en lo colectivo como expresión del muntú africano que se expresa en el Ubuntu: Soy porque Somos.
“El territorio es la vida y la vida no se vende, se ama y se defiende”
Protestas Comunidades Negras Cauca
Comunidades Campesinas
La MOVILIZACIÓN CAMPESINA y agraria en el país se ha renovado y cobrado protagonismo en los últimos años, desde el Paro Nacional Agrario de 2013 y el Paro Cafetero de en el mismo año, hasta la instalación de la Cumbre Nacional Agraria, Campesina, Étnica y Popular.
Las comunidades campesinas han extendido sus demandas hacia el reconocimiento de los derechos diferenciales de comunidades étnicas, se ha abierto la posibilidad de ya no solo el derecho a tener la tierra, sino de acceder al territorio, a ejercer la territorialidad, al ejercicio del autogobierno colectivo, y a ordenar el territorio de forma autónoma poniendo como centro, por primera vez, el interés colectivo de las comunidades que lo habitan.
Las Zonas de Reserva Campesina como figura territorial, distan mucho de las características de los resguardos indígenas y las tierras colectivas de las comunidades negras ya que sólo logra regular los tamaños de la propiedad y formular planes de desarrollo sostenible como posibilidad de ordenar colectivamente el territorio.
Zona Reserva Campesina de Miranda, Cauca
ACUERDO DE PAZ 2016 Y CAPÍTULO ÉTNICO
El Acuerdo de Paz de 2016 implementa una gran transformación del campo, estableciendo medidas en el Punto 1 para una Reforma Rural Integral y en el Punto 4 para dar solución al cultivo de uso ilícito.
A través del Capítulo Étnico se incorporan acciones y medidas que generen garantías de no repetición y la construcción de paz desde la diversidad, los derechos colectivos y las reparaciones integrales y diferenciales.
A través del Capítulo Étnico se incorporan acciones y medidas que generen garantías de no repetición y la construcción de paz desde la diversidad, los derechos colectivos y las reparaciones integrales y diferenciales.
Asimismo, busca también garantizar la no regresividad de derechos ganados por las comunidades como son la consulta previa, la autonomía, el gobierno, la sostenibilidad de los usos, costumbres, prácticas propias, idiomas propios, culturas y tradiciones en una implementación pertinente y adecuada para garantizar la paz territorial.
A pesar de la legalidad y el reconocimiento de los derechos colectivos de las comunidades; la ausencia civil del Estado, la no implementación del Acuerdo de Paz (Puntos 1 y 4), la permanencia de al menos 8 actores armados ilegales, el ser uno de los departamentos más militarizados de Colombia y las políticas extractivistas hacen que las comunidades indígenas, negras y campesinas sigan en resistencia contra todo tipo de violencias.
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